Todos vivimos algo que nos cambió tanto que no volvimos a ser los mismos

Todos pasamos por cosas que nos obligaron a cambiar. Y no hablo solamente de cosas “malas”, hablo también de esas cosas “buenas” o esas cosas que parecen no “tener explicación” y te pasan en el momento menos esperado.

Todo lo que fuiste atravesando te trajo a dónde estás hoy. Todo. Lo “bueno” y lo “malo”. Lo que querés que se repita y lo que deseas que nunca hubiese pasado. 

Lo que pasa es que muchas veces, nos quedamos pegados en las cosas que podemos catalogar como “malas”: una separación, una enfermedad, una muerte, un accidente, una traición (y así millones de ejemplos más). Todos podemos pensar en algo, en un momento de nuestra vida (o dos o tres o varios...) dónde nos pasó algo que recordamos con mucha CLARIDAD EMOCIONAL (lo pensás y podés casi volver a sentir en el cuerpo hoy) y que de una forma u otra nos marcó tanto, nos obligó a cambiar tanto que aún hoy en día, no podemos “dejar ese recuerdo atrás”. 

Y sabés que? Ahí está el problema. No hay que dejar esos recuerdos emocionales “en el pasado”. Porque es imposible que algo que tuvo tanta importancia en tu vida (te hizo cambiar tanto) pueda ser “olvidado” así nomas. Porque la verdad es que cuando hablamos de “dejar en el pasado” la mayoría de nosotros piensa que la única forma de dejar en el pasado es olvidando.

Entonces, en vez de estar todo el día tratando de “soltar y dejar atrás” (y por ende olvidar) lo que nos pasó, honremos TODO lo que nos pasó y con mucho amor y compasión, date permiso para usar todas esas experiencias a tu favor. Todas. Si, incluso las más “dolorosas”. 

Date permiso para llevar con vos al futuro, la experiencia y las ganas de ser mejor. El amor que tuviste que sentir por vos mismo para sacarte de esa situación. Las ganas, los huevos y las fuerzas que tuviste que tener para seguir un día más cuando nada parecía tener sentido.

Lo que pasó, está en el pasado y no va a cambiar. Pero vos, vos estás acá, en el presente y podés usar todo lo que cambiaste a tu favor. Hoy podés ser quién vos quieras ser. 

Usa tu historia como un motor y no como una piedra que te impide avanzar. 

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