Vivir al máximo no es vivir deprisa

 Vivir al máximo no es ir para adelante sin pensar, mirar ni entender. Vivir al máximo tampoco es vivir “ocupado” ni significa estar “apagando incendios” todo el día.

Vivir al máximo es vivir atento a lo que la vida te va mostrando.

Vivir al máximo es darte permiso para pensar diferente, y para actuar de manera diferente. Aunque nadie te “entienda”. Vivir al máximo es vivir siendo vos, y para eso se requiere de mucho coraje porque en un mundo que nos exige que “seamos” de cierta forma, ser quienes vinimos a ser es un acto de rebeldía total.

Vivir al máximo es vivir confiando en que las cosas siempre se acomodan porque sino nada tendría sentido y la verdad es que la vida si tiene sentido.

Vivir al máximo es entender que la vida tiene el sentido que vos le quieras dar. Y aunque esto suene recontra a post de espiritualidad pedorra, la realidad es que el sentido a TODO lo que nos pasa se lo ponemos nosotros.

Vivir al máximo es vivir como vos sientas que necesitas vivir tratando de no joder a nadie en el camino, y respetando lo que tú alma te pide.

Vivir al máximo es tener tiempo para ver y agradecer por dónde estás hoy, aunque aún quede un largo camino por recorrer. Vivir al máximo es vivir con la certeza de que vivir no es lo mismo que sobrevivir.

Vivir al máximo es ser quien vos viniste a ser. Con los sueños que vos traes.

Hoy, te invito a que también te preguntes, si realmente, estás viviendo tu vida al máximo. Si estás haciendo eso que tú alma te está pidiendo y si estás agradeciendo por lo que ya es.

Y sabes que? si la respuesta es “no” entonces, es momento de ajustar en consecuencia, a pesar del miedo y de la incertidumbre.

Vinimos a ser felices.

No nos distraigamos.

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