Que la suposición nunca sustituya la comunicación

 Te pasó alguna vez de escribir algo y que el otro entienda cualquier cosa? O de decir algo y que el otro lo tome mal?

Miles de veces, las cosas se mal interpretan. Lo que queremos decir no se entiende y todo termina siendo una nube de malos entendidos que da tanta fiaca resolver que a veces, optamos por rendirnos y dejar todo así. Nos quedamos en nuestras suposiciones y sacamos conclusiones y nos enredamos y todo es confuso y molesto.

La comunicación con los demás no siempre es fácil o tan simple como nos imaginamos que debería ser.

Y sabes por qué? Porque el mensaje que vos queres dar no siempre es igual al mensaje que el otro interpreta.

No siempre las palabras pueden expresar lo mismo para dos personas porque todos tenemos experiencias de vidas diferentes y mapas mentales diferentes, lo que hace que las palabras tengan “significados” diferentes para cada uno.

Sumado a la diferencia de interpretación que cada uno hace sobre el mensaje, están los “estímulos” (DISTRACCIONES) con los que convivimos diariamente (vos sabes de lo que hablo: el celular que no deja de tirarte notificaciones, los treinta grupos de WhatsApp que requieren de tu atención, los emails pendientes de contestar, las redes sociales que tenes que mirar/alimentar, tu familia que te necesita, tus jefes que preguntan, los pendientes que no terminaste el viernes cuando saliste de la oficina) que hacen que aunque creamos “estar concentrados” en una sola cosa, en realidad tengamos poca atención disponible para pensar con claridad sobre lo que queremos decir/pedir/aclarar.

La comunicación es la forma más efectiva de nutrir las relaciones pero la suposición (de lo que el otro quiso decir o de la intención que tuvo el otro al decirme o escribirme tal cosa) es lo que muchas veces se entromete y termina desgastando y arruinando esas relaciones.

Intentemos no suponer que sabemos lo que el otro quiso decir. Tengamos paciencia y si hay algo que no nos “suena bien” preguntemos. Aclaremos. Revisemos.

Que las suposiciones mentales no sustituyan nunca la verdadera comunicación.