¿A qué le tenés tanto miedo?
Los miedos que nos paralizan.
Los que nos impiden pensar con claridad.
Los miedos a lo que puede pasar y lo que intentamos predecir con nuestra diminuta mente. Los miedos impuestos y los aprendidos. Los racionales y los irracionales.
Todos los miedos que habitan en nuestra mente son pequeños escenarios dónde sentimos que “algo” se nos va de las manos, algo se “sale” de nuestro control y nos quedamos ahí, petrificados sintiendo que no vamos a ser capaces.
Los miedos no son buenos ni malos. Son simplemente, parte de ese espacio entre quienes somos hoy y quienes queremos ser mañana. Son, a veces, parte de nuestro contexto, y otras, son parte de nuestras ideas cuando jugamos al “futurismo” de planificar nuestra vida.
Pero como los miedos nos hacen sentir vulnerables, ahí vamos, caminando mientras tratamos de ignorar esos miedos.
Y a veces lo logramos y avanzamos a pesar de sus “amenazas” y otras, no.
Sea lo que sea que nos da miedo, sentir miedo a veces también es una señal de que estamos empezando un nuevo camino, una nueva relación, una nueva aventura.
Y es por eso, que tal vez y solo tal vez cuando aprendamos a mirar a nuestros miedos de frente, nos demos cuenta que al fin y al cabo le teníamos miedo a ser quienes realmente queremos ser.
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