Dejarse querer también es de valientes

 Dejarse querer también requiere valentía. Abrirse a la vulnerabilidad de sentirse querido, amado, respetado y cuidado también es de personas valientes.

Los que se la pasan reclamando lo que “no llega” o “no es” son los que además tienen varias reglas sobre cómo quieren que los quieran, sin poder ver que cada uno quiere como puede.
En un mundo que nos exige que siempre estemos “haciendo” algo, dejarse llevar y dejarse simplemente “ser” es casi un acto revolucionario.
Porque dejarse querer no es para flojitos que levantan muros emocionales.
No baby.
Dejarse querer, así como uno es, es de corajudos.
De valientes que no temen que los vean como son.
Porque al final del día, dejarse querer también implica aprender a quererse a uno mismo.
Y no cualquiera puede mirarse al espejo y bancarse lo que ve.

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