Lo que nos desafía nos cambia

 Lo que no nos hace sentir incómodos, no nos cambia. Lo que no nos desafía, no nos cambia.

Lo que no nos ayuda a cuestionarnos, nos deja en el mismo lugar. Con las mismas ideas y los mismos miedos.
Lo que no nos hace dudar de todo, no viene a “llevarnos” a otro lado ni a otro resultado. Porque verdad es que solamente cambiamos cuando lo que sentimos se vuelve extremadamente incómodo. Extremadamente ilógico y hasta a veces, extremadamente agotador.
Hasta que la incomodidad no se apodera de nuestros días, parecería que no terminamos de tomar la decisión.
Vamos y volvemos en una lucha incansable entre lo que deseamos y lo que creemos posible.
Por eso es que a veces “tardamos” y repetimos (experiencias, personas, ideas).
Y lo irónico es que en cuanto empezamos a sentir la incomodidad del cambio que se avecina, nos paralizamos y abandonamos.
Pero la incomodidad se intensifica.
Y vuelve.
Tarde o temprano vuelve para recordarte que es momento de crecer. De animarte. De avanzar. De dejar de ser quién te creíste que sos para ser quien realmente queres ser.
De dejar de dudar y empezar a ser.
De dejar de desear y empezar a tener.
De dejar de buscar para empezar a encontrar.
Por eso, si estás viviendo un momento incómodo, no te preocupes.
Seguro estás creciendo.

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