Querido universo sentite libre de sorprenderme

 Dale. Ahora si, Sorprendeme. Veni. I’m ready.

En una de las sesiones de esta mañana hablamos de esto, De dejarnos sorprender. De soltar por un rato la necesidad de controlar, la idea de creer que sabemos, de imaginarnos los “cómo” y empezar a disfrutar.
Y me quedé pensando... me quedé pensando en lo necios que somos a veces... creemos tener todas las respuestas cuando ni siquiera sabemos lo que estamos preguntado... creemos saber los “cómo” cuando ni siquiera sabemos hacia dónde queremos ir ni para que.
En la era de las “fórmulas mágicas” que te llevan a donde supuestamente queres ir en cinco pasos; en la era de la planificación y la organización y la potenciación y la exageración de lo rápido; dejar de moverse para dejarse atrapar es un acto de valentía.
Dejarse sorprender por lo que tenga que pasar es de confianzudos y lanzados.
En la era del “saberlo todo” dejarse atrapar por lo que te está buscando no es tarea fácil.
Porque dejar de perseguir lo que tu mente te pide para dejarte sorprender por lo que el corazón busca, es un acto muy revolucionario que sólo quienes tienen fé ciega se animan a llevar a cabo.
Pero sabes que? Cuando te dejas sorprender, cuando te lanzas al vacío de la incertidumbre siguiendo solamente lo que tu corazón y tu alma te piden, te das cuenta de que aún en los momentos de mayor oscuridad, el Universo siempre, siempre, siempre estuvo de tu lado.
Feliz vida de sorpresas.

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