Buen humor. Buen sexo. Buen provecho.

 A veces, de tanto correr para “llegar” nos olvidamos de los pequeños placeres.

Nos olvidamos de lo que realmente nos hace sentir felices. Y ojo porque no hablo de la típica idea de “cómo tengo x y x no debería sentirme mal por esto y esto”. No.
Hablo de esa sensación de plenitud donde a pesar de todo lo que aún está “pendiente” y a pesar de todo lo que aún queres lograr, podes pensar algo como “la put@, que lindo se siente este momento” (vos ponele las palabras que quieras. Lo que importa es la sensación).
Y en general, eso, lo que nos hace bien, lo que nos trae a “nuestro centro”, eso siempre parece ser tan simple y parece tan “insignificante”, que hasta nos animamos a decirles “boludeces”.
Dejemos de subestimar los pequeños grandes momentos.
Los que se comparten con quienes nos hacen bien al alma y los que se disfrutan en soledad. Dejemos de seguir buscando y empecemos a dejarnos encontrar por lo simple, por lo lento. Por la espera.
El deseo y el placer.
Al fin y al cabo la vida es demasiado corta como para ir desperdiciando lo que en verdad, no cuesta nada, suma siempre y nos hace sentir mil.

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