No hay peor abandono que el que se hace uno mismo

 Y seamos honestos, nos ha pasado y nos volverá a pasar a todos.

El abandono que nos hacemos a nosotros mismos cuando nos ignoramos es ciertamente el peor de todos. Porque es el que nos desconecta de nuestro potencial. Es el que nos impide movernos con seguridad y amor. Es el que nos hace culpar a otros por lo que nosotros mismos no estamos haciendo, o peor aún: SIENDO.
El abandono que nos hacemos a nosotros mismos aparece cuando no nos damos permiso para cambiar, o para hacer lo que necesitamos para volver a nuestro centro.
Es cuando no nos damos bola. Cuando ignoramos nuestra intuición. Cuando dejamos que ciertas cosas (personas, situaciones, experiencias) determinen qué tan felices podemos ser.
El abandono aparece también cuando no nos creemos capaces y dudamos. Cuando no nos sentimos merecedores y cuando no pedimos ayuda.
Y léeme bien: a todos nos pasa que a veces nos abandonamos un poco y eso es normal porque la vida distrae y se entromete. Pero una cosa es abandonarse a veces y otra muy distinta es vivir siendo y (haciendo)todo menos lo que tú alma necesita.
Y Ya estamos grandes para seguir abandonándonos no? Porque ya entendimos que hacer lo que nos hace sentir bien, en nuestro centro y felices, no es de egoístas, sino de adultos responsables que se hacen cargo de su propio bienestar.

Comments

Popular Posts