A veces no necesitamos calma, a veces necesitamos una tormenta que nos recuerde de qué estamos hechos
A veces, no necesitamos calma.
A veces, sin darnos cuenta, lo que necesitamos es una tormenta emocional que nos ayude a ver lo lejos que llegamos, lo mucho que crecimos y lo valientes que podemos llegar a ser. A veces, simplemente necesitamos un empujón universal para ser, para mirarnos, para aceptarnos, para valorarnos.A veces, las tormentas emocionales vienen a llevarse la poca cordura que pensábamos que teníamos y nos dejan desorientados, con miedos y angustias. Otras, vienen simplemente a desordenar lo que no nos animábamos a reordenar y otras, solamente vienen a ayudarnos a disfrutar de lo que hay, sin pedirnos nada a cambio... como cuando llueve y solo te dedicas a mirar a través de la ventana.
A veces lo que necesitamos es una tormenta que nos conecte con la chispa interna, con el fuego que todos tenemos adentro. Con las ganas y las ideas.
A veces, las tormentas vienen, simplemente a enseñarnos otra forma de vivir el día a día.
Sea como sea, a veces, aprendemos más en la tormenta que en la calma. Y eso no siempre es fácil ni cómodo... pero vos y yo sabemos que lo fácil y cómodo no es para nosotros... porque si hay algo que no vinimos a hacer, fue a vivir a medias.
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