Quienes dijeron que era imposible nunca perdonan a quienes lo hacen posible

 Hay cosas que parecen imposibles.

Y hay cosas que no tienen explicación ni lógica y que realmente deberían ser “imposibles”.
Pero también, también hay personas que cuando ven lo imposible, se mandan igual. Hay personas que quieren algo, y sin que les importe nada (absolutamente nada) el “cómo” van a lograrlo, se la juegan igual porque son fieles a sus deseos.
Hay personas que saben que existen 99,99% de probabilidades de que las cosas salgan “mal” y sin embargo, se aferran a ese 0,01% que dice “no sé, pero por ahí si.”
Hay personas que tienen un deseo, y lo tienen tan profundo y tan a flor de piel al mismo tiempo, que lo sostienen y mantienen a pesar del tiempo y de las circunstancias. Casi casi como si lo estuviesen defendiendo a muerte.
Y son esas personas, las que hacen la diferencia. Las que nos hacen la diferencia. Porque son las personas que se arriesgan con el corazón en la mano las que logran lo que los más cobardes no nos animamos. Y son esas, las personas que todos deberíamos tener cerca, para recordarnos que aunque no sepamos el cómo, muchas veces, no necesitamos saberlo, porque cuando vos te animas con el alma y vas con paso de hormiga mirando las señales del Universo, las cosas siempre, siempre, siempre, salen bien.

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