Tantas ganas como miedo

 A veces sucede que una misma cosa (situación, emoción, sueño) nos genera la misma cantidad de ganas que de miedo. Y aunque parezca contradictorio, son esos momentos donde hacemos la diferencia. Son esos los momentos que NOS hacen la diferencia.

A veces nuestros deseos nos cachetean fuerte de manera inesperada y al mismo tiempo nuestros miedos nos agarran tan fuerte de la mano que es imposible ignorarlos.
A veces, el amor y las ganas se mezclan con el miedo y el terror y nos paralizan haciéndonos desear que el tiempo dejase de existir y solamente nos pudiésemos quedar ahí... en la delgada línea del mandarse a por todo o no arriesgarse a nada.
Y a veces, cuando uno está entre las ganas y el miedo, no es necesario elegir.
A veces solo hay que quedarse ahí y ver que pasa. A veces no hay que resolver ni decidir nada. Porque a veces solo se trata de sentir y nada más.
Pero y después? Después vemos. Porque hay veces donde las ganas le ganan a los miedos y aunque los miedos no desaparezcan, al lado de las ganas no significan absolutamente nada.

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