A veces no hay nada que decidir

 A veces, no se trata de tomar decisiones sino de darnos tiempo. Y Espacio. Y de entender que aunque creamos que si, en verdad no controlamos nada.

A veces se trata solamente de dejar de pensar y forzar y empezar a fluir, a sentir. A simplemente, ser.
Ser quien uno pueda ser en el proceso.
A veces, no hay nada que decidir porque en general las cosas no pasan cuando a nosotros nos parece sino cuando el Universo decide que es nuestro momento.
A veces solo hay que bancarse la incomodidad de no tener que decidir nada. Porque decidir es un proceso. Y ahí radica todo: en saber cuándo elegir y cuando no. Cuando hacer y cuando dejar ser. Cuando pedir y cuando decir.
A veces, simplemente, no hay nada que decidir y hay todo por vivir.

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