La incomodidad nos despierta

 La sensación de estar incómodos es lo que nos despierta. Así dicen.

La incomodidad en el trabajo, en el cuerpo, en las relaciones - en la vida en general digamos- es lo que nos va indicando por dónde hay que ir sanando, resolviendo, ajustando.
La incomodidad aparece cuando tenemos que aprender a superarnos.
Física y emocionalmente.
Porque sin importar dónde estés, la incomodidad es como tener una piedrita en la zapatilla: podes ignorarla y seguir caminando... pero tarde o temprano te molesta tanto que tenes que frenar y sacártela.
La incomodidad a mi me hizo vivir situaciones de gran transformación personal y me hizo cuestionarme todo.
Y cuando te digo todo, hablo de TODO. Lo que quería cuestionarme y lo que nunca me animé a cuestionarme. Lo que tenía ganas y lo que no tenía ganas. Me dejó abrumada y cansada y emocionalmente saturada muchos días. Me hizo llorar y putear, y renegar.
Pero, también, me trajo crecimiento. Desafíos. Negociaciones. Re estructuraciones y gratitud. La incomodidad que me acompañó, me dejó muchas cosas que recién ahora voy empezando a poder ordenar y disfrutar. Mirar y apreciar. Poner en práctica y probar. Entender y trascender.
En estos meses de incomodidad, descubrí también que la incomodidad trae nuevas oportunidades. Nuevos abrazos. Nuevas miradas y entendimientos. La incomodidad trae obstáculos que si se superan, lo único que hacen es fortalecernos y acercarnos.
Sabes que? La incomodidad nos despierta pero si hay algo que entendí, es que si atravesas la incomodidad, del otro lado hay amor.
Y sabes que? el amor, el amor también nos despierta.

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