No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas

 No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas de que todo lo que nos pasa, nos pasa para algo.

No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas de que estamos acá para aprender, para evolucionar y para crecer. De que la vida siempre nos está empujando hacia adelante, aún cuando nos empecinamos en seguir mirando hacia atrás, a lo que era, a lo que no fué y a lo que cambió.
No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas de que nos cruzamos con las personas indicadas, en los instantes indicados y de que todo en el Universo tiene lógica (aunque a veces no la entendamos) porque ya sabemos que en el Universo no hay errores.
No tengo muchas pruebas, pero prefiero no tener ninguna prueba y ninguna duda de que la única forma de ser quienes vinimos a ser es cuestionándonos todo. Dejándonos experimentar y sentir y vivir. Porque al fin y al cabo, lo que nos mueve, lo que nos motiva y nos impulsa, es todo lo que nos hace vibrar el alma y lo que nos sacude el corazón. Y para eso hay que tener valor y ganas de sentirse vulnerable.
Por eso, por ahora, prefiero mil veces no tener pruebas, pero tampoco dudas.
Por que al fin y al cabo prefiero vivir probando y animándome a vivir dudando de todo lo que podría haber sido y no fué por cobardía.