Toda verdadera transformación implica también el duelo de tu versión anterior

 Queremos cambiarlo todo sin que “nada cambie”.

Queremos transformar nuestras vidas sin que nada resulte incómodo, ni doloroso. Ni muy traumático.
Y sorry, pero eso no existe. No existe el cambio sin la transformación y con esa transformación el duelo por quien ya no sos. Ni podés. Ni necesitas.
El duelo de quien ya no sos y con eso, el nacimiento de tu nuevo vos.
Y claro porque no hay que olvidar que los duelos son sanos. Y necesarios. Y tienen etapas y capas (como una cebolla).
Y deberíamos aprender a transitarlos porque los duelos nos hacen crecer. Y evolucionar. Y aunque nos conectan con lo que “terminó” también son la puerta para todo lo que viene y empieza.
Para cambiar hay que transformar y la transformación trae duelos. Y tal vez, si los empezáramos con más consciencia y amor, los terminaríamos dándonos cuenta de que la muerte de lo que ya no es, no es más que el empujón que te da la vida para que seas, hagas, sientas, decidas siendo más vos que nunca.
Tal vez los duelos son simplemente la antesala de esa versión actualizada de nosotros mismos.
Tal vez los duelos sean solamente el proceso que necesitamos vivir, para convertirnos finalmente en dueños de nuestra propia vida.
Al fin y al cabo, parecería que la diferencia entre un “duelo” y un “dueño”, es solo una letra. Y un proceso de metamorfosis de diferencia.

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