No se comenta el plato ajeno, el cuerpo ajeno, la vida ajena

 Nunca sabemos realmente qué es lo que está atravesando el otro en la intimidad de su casa, su mente, su sentimiento. Y no lo sabemos aunque creamos saberlo.

Entonces, siempre, recordemos que si nadie nos pidió una opinión, y el bienestar y seguridad del otro no están en riesgo, mejor, no comentemos, no opinemos sobre lo que tal vez esté siendo un proceso incómodo, raro, doloroso, para el otro.
En lugar de OPINAR, y dar instrucciones, empecemos a preguntar con intención de escuchar. Empecemos a sentarnos a charlar y a conocernos.
Empecemos a preguntar más sobre proyectos, e ideas que nos enciendan el alma, aunque no las entendamos. Hablemos de lo que si nos hace bien y respetemos la vida y las elecciones del otro, aunque vayan en contra de las propias. En lugar de comentar, preguntemos, miremos, contengamos y confiemos.
Para demostrar amor no hace falta opinar. Porque para demostrar amor no hace falta coincidir en todo. Porque en lo diferente está lo que suma. Para demostrar amor no hace falta comentar, por qué hay veces donde alcanza con solo escuchar . Y no opinar. Y no querer resolver. A veces, para demostrar amor solo que hay estar. Como puedas y te salga, pero estando. Quien te dice, si no opinas y comentas, le des lugar al otro para que cuando pueda, te pida una opinión y te abra su corazón.

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