Salte sin red

 A veces, simplemente se trata de mandarse.

A veces no hay un plan. A veces no hay nada más que la certeza de que algo más grande que vos te sostiene. Te guía y te mantiene a flote aún en las peores inundaciones.
A veces, sin importar cuanto trataste de pensar, resolver y anticipar, las cosas pasan y no queda otra que confiar (aunque no “veas” cómo) en que todo se va acomodar de la mejor manera.
A veces, todo parece ser un “sin sentido” y lo único que tiene sentido es lo que vos sentís.
A veces, hay que saltar. Aunque parezca no haber red.
A veces, la red no existe porque lo único que necesitas es desplegar las alas que ya tenes.

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