Tomar el camino correcto puede doler

 Hay veces donde hacer lo que sabemos que tenemos que hacer, es doloroso. O simplemente no es “felicidad instantánea”. Y eso no significa que haya algo “mal” con lo que estamos eligiendo. El dolor es parte de la experiencia. Del crecimiento. Del “nacimiento” de lo nuevo.

Y ojo porque soy partidaria de pensar la vida con el foco en lo que si. En lo que suma. En lo que hace bien. Pero también entiendo que ser un simple ser humano implica a veces, tomar decisiones que no traen felicidad instantánea simplemente porque requieren de un crecimiento personal que en algunos casos, involucra dolor o incomodidad. Al final de cuestas la vida es eso: un perfecto equilibrio entre dolor y contracción; entre felicidad y expansión.
Elegir “bien” a veces es incómodo y duele y te exige que confíes y des ese “salto cuántico” que sabes tenes que hacer. Sin garantías. Sin seguridades de nada.
Por eso es que es importante elegir confiando en que sea lo que sea que traiga el camino, el objetivo siempre es disfrutar de la travesía, del proceso.
Que podamos elegir caminos que traigan poco dolor, mucha adrenalina y exceso de fé en que siempre, la vida conspira a nuestro favor ❤️.

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