Y que por estar esperando grandes cambios, no nos perdamos los pequeños milagros

 Que por estar trabajando para lograr lo inmenso, no nos perdamos de todo lo que ya vamos siendo y consiguiendo. De todo lo que hicimos y fuimos.

Que por estar soñando en grande, no nos perdamos de las pequeñas cositas que hoy son rutina pero en algún momento fueron un simple deseo. Una mínima idea. Una semilla en el inconsciente.
Que no nos perdamos de lo que hoy alivia pero en algún momento fue soga que ataba y paralizaba.
Que por estar yendo hacia adelante, no nos perdamos de medir lo lejos que ya llegamos. Ni de lo bien que estamos. Ni de lo felices que a veces, nos logramos sentir en medio de tanta incertidumbre y exigencia.
Que por estar sosteniendo la construcción del futuro, no nos olvidemos del presente que nos sostiene a nosotros. Ni nos perdamos de agradecerle a quienes llegaron hasta acá con nosotros, ni a quienes nos ven caminar hacia adelante con ojos de orgullo por haber sido parte de nuestro camino.
Que por estar esperando grandes movimientos, no nos perdamos de lo que nos pulsa y sostiene en el día a día. De los pequeños milagros que a veces, se nos pasan de largo por estar demasiado en lo que viene. Que no nos perdamos de lo que hoy es nuestro pequeño mundo. De cada latido, cada suspiro. Cada sonrisa que si hay disponible hoy. Que por estar esperando un futuro mejor, no ignoremos el presente que si somos. Las ganas que si tenemos, los miedos que si enfrentamos y los procesos que si cerramos.
Que mientras vamos a lo inmenso, no nos perdamos de lo mínimo.
Al fin y al cabo, no hay inmensidad sin partículas.

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