La oruga no necesita un milagro para volar necesita un proceso

 La oruga, los proyectos, los milagros, todo necesita un proceso. Todos necesitamos un tiempo. Un tiempo para pensar. Sentir. Ordenar. Conjugar.

Un tiempo que en general no es el que la mente quiere, sino el que la Vida elige y el Alma cumple.
Porque en verdad, los milagros son la conjugación perfecta entre vulnerabilidad y Magia. Entre lo imposible y lo que nadie se anima a creer posible. Entre lo real y lo deseado. Entre lo cotidiano y lo que parece suceder solo una vez en la vida.
Y lo que nadie se atreve a confirmar es que el milagro en verdad es uno mismo en el instante perfecto entre la renuncia y la fé. Entre la metamorfosis y la transformación.
El milagro es la transformación disponible. El milagro es uno mismo, dejando de ser quien fuiste para empezar a ser quien vos necesitas ser hoy, sin llevarte puesto a nadie en el camino y sin dejar de confiar en tu propia vulnerabilidad.
Y si de pedir milagros se trata, entonces dame siempre la posibilidad de transformarme con amor y de sostenerme a mi misma en mis propios procesos, duren lo que duren y traigan lo que traigan.
Porque ya entendimos que lo que se apura, se pierde. Y vos y yo no vinimos a perdernos.
Vos y yo vinimos a ganarlo todo, porque lo damos todo, y un poco más.

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