No se nada, pero confío en todo
No se nada, pero confió en todo. Y eso, cambia todo. Y tal vez ahí esté la verdadera sabiduría: en dejar de intentar entenderlo todo, en soltar la necesidad de controlar, de anticipar, de saber.
Porque dicen que confiar no es rendirse. Es recordar que no estamos solos. Que incluso en el caos, hay un orden. Y que cuando soltamos el "cómo", la vida nos sorprende con un "así tenía que ser".
Y ahí, una vez más, la vida nos muestra que estaba bien. No perfecto, pero bien. Como tenia que ser.
No saber también es sabio. Pirque en el vacío nace la intuición. Y en la confianza florece la magia. No tener respuestas ya no me asusta. Me da libertad.
Y en esa libertad empiezo a sentir que finalmente estoy en casa, porque soy mi propia casa.
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