El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional.
Sentir dolor es parte de ser un ser humano.
Ahora, el sufrimiento se puede elegir. Aunque parezcan lo mismo, dolor y sufrimiento no son la misma emoción y aunque el sufrimiento deriva del dolor, uno es independiente del otro.El dolor es lo que nos toca, lo que no salió como esperábamos o lo que terminó (aunque hayamos elegido que termine). El dolor a veces es la antesala del duelo. Y otras es simplemente, una emoción que solo necesita ser sentida.
Ahora... el sufrimiento... el sufrimiento, bebé es otra cosa totalmente diferente.
El sufrimiento vive muchas veces en el inconsciente.
Es lo que nos dolió pero ignoramos.
O lo que sabemos que dolió y nos empecinamos en seguir sosteniendo.
El sufrimiento es el lamento interminable.
Es la narrativa que compraste de “quien sos” y lo que te pasó.
El sufrimiento viene con sensación de víctima y por ende, te deja estancado en un lugar de mierd@ del que es muy difícil salir.
Todos sentimos dolor y eso es sano y normal.
Pero el sufrimiento, no tanto. Y acá léeme bien porque una cosa es dolor inmenso y otra muy diferente, sufrimiento.
El sufrimiento no es sano porque nos impide sobreponernos al dolor. Nos impide “entender” y avanzar. El sufrimiento nos conecta con la pequeña víctima que todos llevamos dentro y nos pide que lo alimentemos día a día con actitudes y elecciones que lo hacen cada vez más grande. El sufrimiento es como un pantano de arena movediza.
Y ojo! porque ambas emociones merecen ser atendidas pero de manera diferente. El dolor pide comprensión, compasión y tiempo.
El sufrimiento, aceptación y destierro del día a dia.
Porque una cosa es que algo te duela.
Y otra muy distinta es meter el dedo y rascar con ganas, en esa herida que vos sabes sigue abierta porque no dejas de tocar.
Pero y si no puedo dejar de sufrir? Bueno, primero preguntate si queres dejar de sufrir y si tu respuesta es “si” entonces pedí ayuda porque una cosa es que duela y otra que no quieras que deje de doler.
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