No vinimos a vivir sanando. Vinimos a sanar viviendo

 Vinimos a escribir nuestra propia historia.

A eso vinimos.
Por eso es que en definitiva, vinimos a sentir. Porque lo que se siente en el cuerpo, en el corazón, se puede explicar mejor.
Entonces vinimos a experimentar, probar y llorar.
Vinimos a jugar a crearnos problemas que después no sabemos cómo resolver y vinimos a pelearnos y a sentirnos poco. Vinimos a enfermar y a quejarnos. A compararnos y a ponernos objetivos que no vamos a alcanzar. Vinimos a dejarnos romper el corazón y vinimos a perdernos.
Y vinimos a todo eso simplemente porque vinimos a sanar mientras nos sostenemos en nuestros procesos. Vinimos a evolucionar. A crecer. Vinimos a reparar cada una de esas heridas con amor. Con paciencia. Con compasión.
Vinimos a escribir una historia diferente y es por eso que necesitamos vivir experiencias que nos muevan. Que nos hagan sentir vivos. Porque cuando nos sentimos vivos, sanamos. Creamos. Cambiamos. Cuando nos sentimos vivos nos animamos. Nos mandamos. Nos amamos. Cuando nos sentimos vivos, nos sabemos libres y entonces nada nos frena y todo nos empuja hacia adelante.
Por eso es que no vinimos a vivir sanando. Vinimos a sanar viviendo.
Que siempre podamos elegir vivir siendo quienes necesitamos ser para sanar lo que aún necesita de nosotros ❤️

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